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27 septiembre 2012

 

Un proyecto europeo investiga las declaraciones de propiedades saludables en los alimentos

 

Los consumidores están saturados de información sobre los alimentos más y menos aconsejables y lo que tienen que hacer para proteger su salud. Las etiquetas de los alimentos cumplen una función determinante por lo que se refiere a transmitirles esa información. En este contexto, cabe preguntarse cómo interpreta el consumidor esta información y de qué manera repercute ésta en su comportamiento a la hora de adquirir y consumir alimentos.

 

El proyecto Clymbol («Función de las declaraciones de propiedades saludables y de los símbolos en el comportamiento del consumidor») investiga el grado de comprensión del consumidor y su comportamiento en lo referente a la información relacionada con la salud. El equipo de Clymbol, que obtuvo una financiación de 2,9 millones de euros al amparo del tema «Alimentos, agricultura y pesca, y biotecnología» del Séptimo Programa Marco (7PM) de la Unión Europea, desarrollará directrices con las que evaluar los efectos de la información sanitaria mostrada en los envases de los alimentos.

 

Estos envases llevan impresas declaraciones de propiedades saludables que sugieren la existencia de un vínculo entre los contenidos, o uno de los ingredientes, y la salud. Un ejemplo es el de la vitamina A y su efecto fortalecedor del sistema inmunitario. A determinados productos se les asignan símbolos relacionados con la salud porque cumplen requisitos concretos en cuanto a nutrientes y se consideran la opción más saludable dentro de determinada categoría de productos.

 

«Las declaraciones de propiedades saludables y los símbolos ayudan al consumidor a reconocer aquellos alimentos que constituyen opciones más sanas, pero se sabe poco sobre su verdadera repercusión en el comportamiento del consumidor», señaló el profesor Klaus G. Grunert de la Universidad de Aarhus (Dinamarca), consejero científico de Clymbol.

 

Hay varios factores que influyen en la reacción del consumidor ante los productos cuyo envase muestra información relacionada con la salud, entre ellos las propias declaraciones de propiedades saludables y la medida en que ya se conoce el producto. Pero para recabar datos sobre los efectos de dicho tipo de información en los patrones de compra y consumo, los socios de Clymbol formularán una serie de metodologías con las que medir el verdadero efecto de dichas declaraciones y dichos símbolos en el comportamiento del consumidor. Evaluarán la información más reciente facilitada por estudios cognitivos y del comportamiento, tales como encuestas paneuropeas, experimentos en supermercados y análisis de datos poblacionales.

 

Así, por ejemplo, registrarán los movimientos oculares y los tiempos de reacción de los consumidores y examinarán su comportamiento subconsciente. Posteriormente establecerán correspondencias entre estos datos y las compras reales. También estudiarán las diferencias entre los consumidores y entre Estados miembros de la UE.

 

El consorcio de Clymbol está coordinado por el Consejo Europeo de Información sobre la Alimentación (EUFIC) y cuenta con especialistas de Dinamarca, Alemania, España, Países Bajos, Eslovenia, Suecia y Reino Unido.